RENCOR: un cáncer del alma.

 La Real Academia Española define el término rencor como “sentimiento de hostilidad o gran resentimiento hacia una persona a causa de una ofensa o un daño recibido” y al vocablo resentimiento como: ”Tener sentimiento, pesar o enojo por algo”.

Ese “algo” lo ha tenido que causar “alguien” y por lo tanto el resentimiento que nos lleva al rencor, es un sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia alguien que ha causado daño en la persona afectada.

Cuando el sentimiento de enojo e incluso odio persiste, se llega al resentimiento que produce el rencor a la o las personas que han causado ese dolor. 

Inevitablemente este tipo de sentimiento perjudica aún más a la persona afectado por el daño sufrido. Se queda anclada en el pasado y no cicatriza heridas alimentando un monstruo por dentro que terminará devorándola. Puede llevarla al deseo de venganza o a tomar actitudes hostiles que perjudique a su entorno de convivencia.

El rencor intoxica el alma, se pierde la paz interior, lo negativo prevalece en la percepción de la realidad, el estrés que causa conlleva daños en la salud: depresión, insomnio, flujo sanguíneo alterado, dolores físicos, etc.

Al tratarse de sentimientos se deberá actuar desde las emociones pues racionalmente la persona puede entender, pero no modificar su actitud.

Será indispensable identificar y reconocer ese sentimiento y cómo nos afecta no sólo emocional, sino también físicamente.

Será necesario poner palabras; hablar sana. Podrá ser alguien en quien confío y si es necesario, pedir ayuda a un terapeuta.

Habrá que aceptar lo sucedido y emprender la acción que nos lleve a amarnos a nosotros mismos y dar el paso: el perdón. Un perdón que no significa olvido. pero sí dar un paso al presente y vivirlo. El perdón será fruto de ese proceso de reconocer, soltar, amar.

Es más fácil vivir en el rencor pero más sano vivir en el perdón.