Resiliencia

Hace no menos de veinte años me invitaron a una conferencia que daría un psiquiatra a cerca de la resiliencia. Debo reconocer que no sabía de qué se trataba pero inmediatamente comprendí su significado y la importancia desde el punto de vista psicológico para lograr una mirada más amigable de la vida.

Resiliencia deriva del verbo en latín resilio, resilire, que significa “saltar hacia atrás”. Se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar situaciones inusuales e inesperadas, generalmente estresantes e incluso dolorosas. La persona resiliente no solo es capaz de superar los momentos vividos, sino también de superarse a sí misma. Logra soportar la situación de presión y consigue integrarlo a su aprendizaje de vida.

Muchos de los judíos que vivieron el holocausto y descollaron en la historia son ejemplos vivos de resiliencia. Mandela después de años en la cárcel llega a ser presidente de Sudáfrica, Stephen Hawkin siguió investigando a pesar de su incapacidad física, y como ellos muchos más.

El momento actual nos está dando la posibilidad de que toda la población mundial ejercite la resiliencia y aunque salgamos dañados, por la enfermedad, la pérdida de un ser cercano, los perjuicios económicos, etc., logremos rescatar una enseñanza que nos haga vivir mejor en calidad de humanidad, de fraternidad, de solidaridad con las personas y con nuestro hogar el planeta Tierra.

“Estamos todos en la misma barca”, dijo el Papa Francisco; la tempestad pasará y tendremos que reconstruirnos.

Está en cada uno de nosotros sacar lo mejor.

Además, el que se picha pierde. Léase enoja.